Por: Arthur Cursino
feb 04, 2015
Ideas
El pasado mes de agosto, las emisiones de CO2 provenientes de la generación de electricidad en Brasil alcanzaron un récord histórico, llegando a 157,8 kg de CO2 por MWh producido. Este valor, a pesar de estar todavía por debajo de otros países con matrices eléctricas más “sucias”, está muy por encima del promedio registrado en los años 2006 a 2010, como se muestra en la figura 1 a continuación.
Fuente: Elaboración propia con base en datos publicados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (2015)
Aunque el gobierno brasileño atribuye la culpa de la crisis hídrica que afecta principalmente a las regiones sur y sureste, ya que una menor cantidad de agua en los embalses hidroeléctricos obliga a una reducción en la capacidad de generación, la realidad es que el país depende cada vez más de la electricidad térmica, obtenida a través de la quema de energía, como el gas natural y el fueloil.
La carga energética en el país ha ido aumentando progresivamente, mientras que la energía máxima almacenada en los embalses hidroeléctricos se mantiene prácticamente constante, como se muestra en la figura 2.
Fuente: Historial de Operación del Operador Nacional del Sistema Eléctrico (ONS) y Empresa de Investigación Energética (EPE)
A través del análisis de la serie histórica y las perspectivas futuras presentadas en la Figura 2, es posible observar que la energía máxima almacenable de las centrales hidroeléctricas nacionales no acompaña el aumento de la carga energética durante la última década y no hay pronóstico de que lo haga, independientemente de la cantidad de lluvia que reciba el país.
En el último Plan Nacional de Energía, publicado por la Empresa de Investigación Energética en 2008, el gobierno prevé un mayor uso de plantas termoeléctricas, tanto así que el factor de emisiones calculado para la matriz eléctrica 2030 es de 156,0 kg de CO2 por MWh (0,156 toneladas por MWh). Sin embargo, es de destacar que este factor, previsto para 2030, ya se alcanzó en un mes de 2014, lo que demuestra que el futuro está mucho más cerca que antes. imaginado (figura 3).
Fuente: Elaboración propia con base en factores publicados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (2015) y el Plan Nacional de Energía 2030 de la EPE (2008)
La realidad es que sin una planificación energética de largo plazo, es imprescindible cultivar dos factores fundamentales: (1) la diversificación de la matriz de generación, adicionando de manera constante y significativa otras fuentes (como eólica, solar, pequeñas hidroeléctricas, biomasa) y (2) la promoción de la reducción de la demanda de electricidad, a través de programas multisectoriales de eficiencia energética. Sin ella, Brasil dependerá cada vez más de los combustibles fósiles, que no sólo tienen mayores impactos ambientales, sino que también tienen mayores costos de generación.